sábado, 12 de abril de 2008

Luces y sombras

Anoche tarde trabajaba en un boceto cuando me sorprendió el corte de luz. Ante la oscuridad total, el sobresalto y un pensamiento ¿y si fuera ciega?... como una ingenua manera de conjugar las sombras que ofrecía el entrepiso o las que se balanceaban en el frágil pasamanos de la escalera.

Subí a buscar velas. Por la ventana vi el patio, la calle y una distante arboleda inundados por la claridad de la noche... simplemente hermosa.

Encendí velas en el cuarto y en el baño. Abajo, dejé una sobre la mesa de madera, otra iluminando la cocina. Prendí las hornallas, me atrapó el fuego... podría estar horas mirándome en él, buscando extrañas formas, tratando de encontrar respuestas.

Decidí no mirar la noche detrás del vidrio. Así viajé hasta otras noches de luna llena en el campo: blancas, transparentes, seductoras, irrepetibles.

Cuando entré, sentí a la casa más cabaña que otras veces... sencilla, cálida, abierta, continente. Sin resistirme al vino, me senté en la manta sobre el piso... uno de mis rincones preferidos. El incienso casi, casi espiraba... las velas se derretían en su ardor jugando con las sombras.

Entonces vi que nada allí estaba porque si, ni siquiera los vacíos y el silencio... reconocí en cada objeto un lugar, un momento, uno y todos los afectos.

- Amatista -