miércoles, 21 de febrero de 2007

La fuga

Bulle la sangre. Se agita, se agolpa, presiona, apretuja en las puertas del cerebro. Se cuela por algunos intersticios distraidos que se abren como las ostras cuando hierven en esa playa que vive a salvo de invasiones mundanas. Esa, la que guarda intacto el amanecer del primer día del mundo. Esa, la que me adormece. Esa, la que me alcoholiza con la pesadez brutal de su silencio y me desnuda de mi sin escapatoria, mientras la pantalla a mi espalda escupe revitalizante para la piel oxidada que se cae a pedazos, como una máscara que se derrite y se vengó para siempre: ya no ríe...

Y la búsqueda frenética, ciega -otro escape hacia ningún otro lugar??!!!- que sostenga la ilusión de que existe y me espera tibiecito, protege, calma, suaviza, alienta, cobija, desafía... como un salvoconducto que me fuga, esta vez sí, hacia un lugar cierto, posible...


- A m a t i s t A -

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